Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un tapiz https://esmeejybf957612.blogdiloz.com/37248685/la-historia-jamás-contada-del-cabezazo-de-zidane